Los bebés desde que nacen tienen la capacidad de comunicarse con su entorno, mediante el llanto, la sonrisa, la mirada… pero todo esto no asegura que sean entendidos. Según van creciendo adquieren gestos que nosotros les enseñamos: decir adiós, tirar besos, señalar… Son capaces de entender todo lo que les decimos, pero no de expresar lo que ellos desean mediante palabras ya que su aparato fonador no está maduro. ¿Entonces por qué no enseñarles lengua de signos para que puedan comunicar con nosotros? De esta forma le estaremos dando al bebé una herramienta comunicativa para que pueda expresar sus sentimientos y sus deseos, mucho antes de que pueda hacerlo con palabras.

      De esta forma mejoraremos además el vínculo emocional con la madre y evitaremos la frustración comunicativa que sufren ambas partes. Con la lengua de signos favorecemos el desarrollo motor del pequeño, ya que tiene que esforzarse para realizar el signo de lo que desea. También potenciamos la coordinación visual y manual. Al contrario de lo que se suele pensar, el uso de la lengua de signos no interferirá en el desarrollo del lenguaje hablado, si no todo lo contrario: mejora el lenguaje y el vocabulario, ya que con la lengua de signos no se pretende remplazar el lenguaje si no reforzarlo.                             

¡Anímate y aprende lengua de signos, es divertido y beneficioso para todos!